miércoles, 4 de mayo de 2011

La Cruz de mayo, de su historia y tradiciones


La festividad de la Cruz de Mayo fue traída a esta parte del continente americano, al igual que otras celebraciones tradicionales, por los sacerdotes y conquistadores españoles, quienes conmemoraban el 3 de mayo, el hallazgo en el año 324, por parte de Santa Elena, madre del emperador Constantino, de la cruz donde murió Cristo, sin embargo estudiosos de las costumbres europeas aseguran, que antes de este suceso, los pobladores de ese continente, realizaban rituales para festejar la llegada de la primavera, arraigo popular de la fiesta proviene de ciertas celebraciones de los romanos.
Como afirma Antonio Merino Madrid en su "Ensayo sobre fiestas populares", los libros litúrgicos contienen dos fiestas dedicadas al culto de la Cruz: por un lado la Invención de la Santa Cruz, -fiesta del 3 de mayo-, y la Exaltación, -el 14 de septiembre-. La Exaltación, que conmemora la dedicación de las basílicas de Jerusalén, es de origen oriental y no pasó a occidente hasta fines del siglo VII, a través del rito romano, la de la invención de la Santa Cruz si que es conmemorada desde antiguo.
En España aparece en todos los calendarios y fuentes litúrgicas mozárabes, poniéndola en relación con el relato del hallazgo por Santa Elena de la auténtica Cruz de Cristo.
La historia, con mucho de leyenda, narra como en el emperador Constantino, en el sexto año de su reinado, se enfrenta contra los bárbaros a orillas del Danubio, en una batalla cuya victoria se cree imposible a causa de la magnitud del ejército enemigo. Una noche Constantino tiene una visión en el cielo en la que se le apareció brillante la Cruz de Cristo y encima de ella unas palabras, "In hoc signo vincis" (Con esta señal vencerás). El emperador hizo construir una Cruz y la puso al frente de su ejército, que entonces venció sin dificultad a la multitud enemiga. De vuelta a la ciudad, averiguado el significado de la Cruz, Constantino se hizo bautizar en la religión cristiana y mandó edificar iglesias. Enseguida envió a su madre, Santa Elena, a Jerusalén en busca de la verdadera Cruz de Cristo. Una vez en la ciudad sagrada, Elena mandó llamar a los más sabios sacerdotes y logró hallar el lugar donde se encontraba la Cruz, pero no estaba sola. En el monte donde la tradición situaba la muerte de Cristo, encontró tres maderos ensangrentados ocultos y para descubrir cuál era la verdadera cruz donde falleció Cristo, colocó una a una las cruces sobre personas enfermas, e incluso muertos, que se curaban o resucitaban al tocar la cruz que había sido la de Cristo. A partir de ahí nace la veneración a la Santa Cruz, ya que Santa Elena murió rogando a todos los que creen en Cristo que celebraran la conmemoración del día en que fue encontrada la Cruz.
Toda esta historia tiene, sin duda, mucho de leyenda, pues el emperador Constantino fue considerado en el medievo occidental como prototipo del príncipe cristiano y se le rodeó de multitud de relatos fabulosos. Pero se da la circunstancia de que además, la celebración de estas fiestas primaverales, es anterior al propio emperador Constantino. En la Lex Romana Visigothorum, promulgada por Recesvinto en el año 654, y renovada por Ervigio el 681, se menciona esta festividad comparándola, por lo que se refiere a su solemnidad, con las mayores del año eclesiástico. También en el Leccionario de Silos aparece con el nombre de dies Sanctae Crucis, siendo éste el más antiguo testimonio de su conmemoración en España, ya que desde la primera mitad del siglo VII se tiene conocimiento de la existencia en España de reliquias de la Cruz, concretamente en sendas iglesias de Mérida y Guadix. Finalmente, hay que añadir que el culto a la Cruz en general es aún más antiguo, pues sabemos que en el año 599 se celebró en la Catedral de la Santa Cruz el II Concilio de Barcelona, lo que implica a su vez una advocación anterior.
Se da, por otro lado, la circunstancia de que la supuesta Cruz de Cristo fue robada y el emperador Heraclio en el año 614 logró rescatarla. Cuenta la tradición que cuando la cruz volvió a Jerusalén el emperador organizó una gran comitiva para recibir la cruz, figurando él recubierto de lujosas ropas y ornamentos. Ocurrió entonces que le sobrevinieron grandes problemas para caminar, ante lo que el arzobispo de Jerusalén le pidió que se despojase de tanta riqueza ya que eso estaba en desacuerdo con la humildad de Cristo. Heraclio hizo esto y la comitiva pudo proseguir su traslado. Para evitar más robos la cruz se dividió en varios trozos. Uno fue llevado a Roma, otro a Constantinopla, otro quedó en Jerusalén y un último trozo fue hecho astillas ara repartirlas por diversos templos de todo el mundo, que se llamaron "Veracruz".
En cambio, de la celebración popular de la fiesta de la Santa Cruz, la que más nos interesa, apenas hay datos antiguos. Los primeros testimonios que conocemos se remontan tan sólo al siglo XVIII, aunque este vacío documental no implica necesariamente que la fiesta no existiera desde antes. En cualquier caso, parece que la celebración popular de la Cruz de Mayo tal como hoy la conocemos alcanzó su máximo esplendor durante los siglos XVIII y XIX, para empezar a decaer a principios del XX.
Esta fiesta, en su vertiente popular, estuvo muy extendida por toda España, aunque con variaciones muy significativas de unos lugares a otros. A pesar de ello, la celebración ha presentado siempre en todas sus manifestaciones una serie constante de elementos comunes, como es el hecho de que el centro de la fiesta sea precisamente una cruz, de tamaño natural o reducido, que se adorna. A su alrededor se vive la fiesta, con bailes juegos y coplas. A veces hay procesiones, de carácter religioso o pagano.
A la hora de establecer los orígenes de esta celebración popular de la Cruz hay que referirse necesariamente a una serie de fiestas paganas que se celebraban desde muy antiguo en el mes de mayo, considerado desde siempre como el mes del esplendor de la vegetación y la naturaleza, de la primavera. Ha sido siempre un tiempo muy proclive para la organización de fiestas. Así, des antiguo se celebraba la fiesta conocida como la de "las mayas" -precisamente en alusión al mes-. Era una celebración de carácter alegórico que tenía como protagonista a una niña (la maya) vestida de blanco y coronada de flores. Junto a ella una corte de jovencitas, también ricamente engalanadas, que pedían "un cuartito para la maya, que no tiene manto ni saya".
Cruz de Mayo adorada por descendientes congos
De esta fiesta, quedan costumbre como festejos en algunos pueblos en los que se coloca en la plaza principal o en otro lugar elegido por la tradición un gran árbol denominado mayo, al que se adorna y se convierte en centro de una celebración festiva. Según Covarrubias, "mayo suelen llamar en las aldeas un olmo desmochado con sola la cima, que los mozos zagales suelen en el primer día de mayo poner en la plaza, o en otra parte". Otro autor, Basilio Sebastián de Castellanos, aporta más datos: "El llamado mayo, protagonista de la función cívico-campestre, consiste en un tronco muy alto, comúnmente de álamo verde, vestido de flores, cintas, ramas y frutos, y en muchas partes pañuelos de seda y otras prendas de vestir, que plantan los jóvenes labriegos de nuestros pueblos en la plaza y a cuyo alrededor se baila todo el día con entusiasta alegría".
Como se ve, los orígenes de estas fiestas populares del mes de mayo son discutidos. Desde los autores renacentistas se pretende hacer derivar tales celebraciones de alguna festividad clásica grecolatina. Un escritor italiano del siglo XVI, Polydoro Virgilio, las relaciona con las fiestas romanas en honor de Flora, diosa que representa el eterno renacer de la vegetación en primavera y con la procesión ateniense del Eiresioné en la época de la cosecha.
Cruz velada con cantos congos
Otros las vinculan con las fiestas romanas de Vulcano y de las divinidades Maia y Ops. También se las relaciona con las fiestas de Attis, un hermoso joven que vivía en los bosques de Frigia y que la diosa Cibeles lo eligió para sí, haciéndolo guardián de su templo, pero con la condición de que se mantuviera siempre virgen Attis cedió al amor de la ninfa Sagaritis y entonces Cibeles hizo que ésta muriera, derribando el árbol del que dependía su vida. El muchacho enloqueció y se castró, tras lo cual la diosa lo volvió a admitir en su templo). La fiesta, rememorando su muerte y resurrección, tenía lugar coincidiendo con el equinoccio de primavera. Como consecuencia del empeño de la jerarquía cristiana por eliminar antiguas prácticas paganas y supersticiosas, muchas veces escandalosas y casi siempre contrarias a su moral, el mayo-árbol se convirtió en mayo-cruz, conservando casi intactos todos los demás elementos de la celebración. A su lado confluyeron elementos tomados de otras prácticas paganas: la maya, que en muchos sitios se coloca junto a la cruz, la artificiosa decoración, los cantos y bailes, etc. El paso de la celebración pagana a la religiosa, popular en ambos casos, habría resultado favorecido por el culto litúrgico a la Cruz (mucho más antiguo, como hemos visto) y por las leyendas sobre el descubrimiento de la auténtica de Cristo. Como se aprecia, la esencia del Día de la Cruz está íntimamente ligado a la adoración y exaltación de la Cruz donde murió Jesucristo.
 Ana Coca cada tres de mayo vela la Cruz

Cómo decíamos La cruz tiene su fiesta conmemorativa el 3 de mayo, mes durante el cual se hacen actos en su honor en distintas regiones de nuestro país, ejemplo de ello las romerías de Mayo cuya  XVIII edición comenzó  el pasado día tres en la ciudad de Holguín. Es este, además, el máximo acontecimiento de los jóvenes artistas cubanos en el cual participan este año creadores procedentes de18 países, según datos del Comité Organizador.
Cada año la apertura de este evento está precedida por un desfile, donde participantes se funden con el pueblo durante la caminata de aproximadamente unos tres kilómetros y el ascenso del hacha de Holguín a la Loma de la Cruz, en el rescate de una tradición centenaria: el ascenso al cerro de Bayado en el día de la cruz.
Sobre la Loma de la Cruz:
El lugar más conocido de la ciudad de Holguín es la Loma de la Cruz, con sólo subir 458 escalones, se puede admirar la ciudad y el paisaje que ofrece la pequeña elevación de 261 metros, vinculada a la historia de la ciudad. El Cerro Bayado, su anterior nombre, pasó a ser un dato curioso ya que a partir del 3 de mayo de 1790, comenzó a conocerse como Loma de la Cruz. El proyecto lo realizó Vicente Biosca además de la capilla, la rotonda y la reconstrucción del fuerte colonial.
El 3 de mayo de 1790, el fraile Antonio Joseph Alegre, conocido popularmente como Alegría, prior de la orden de San Francisco, radicada en la ciudad, escaló hasta lo alto del Cerro del Bayado con una cruz de madera a cuestas, para colocarla en lo más alto de esta elevación y marcar el norte geográfico de Holguín, y así pudiera ser vista desde diferentes ángulos de la ciudad como símbolo católico-común en la extensa propiedad española en América, con el fin de proteger al pueblo de toda epidemia, catástrofes naturales o maleficios.
Cada 3 de mayo se festejaban en Holguín las Romerías de la Cruz de Mayo, que consistían en una procesión que partía desde la iglesia Parroquial, por toda la calle San Isidoro, hoy Libertad, hasta la loma. En la cruz, se realizaba una misa y a continuación comenzaba una celebración que duraba hasta el otro día. Como todas las festividades, era el resultado de una manifestación social espontánea basada en el sentir de un pueblo, y en ellas hay siempre una parte de tradición, cultura, entretenimiento y religión.
Con el tiempo, esta fiesta católica trascendió hasta convertirse en popular aunque de igual forma, el pueblo, tradicionalmente, acudía hasta la Loma de la Cruz, unos atraídos por las creencias religiosas, otros a cumplir promesas o a bailar, beber y jugar, a pesar de lo difícil que resultaba ascender hasta la cúspide.
Posteriormente, para darle mayor esplendor a las Romerías y mejorar el acceso hasta la cruz, Oscar Albanés Carballo, presidente de los Caballeros Católicos, propuso construir una escalinata; hecho que distingue actualmente esa ciudad. Con este propósito se hacían verbenas para recaudar fondos y durante 23 años se estuvieron construyendo y fueron inaugurados finalmente el 3 de mayo de 1950, los 458 escalones, un oratorio formado por una pequeña plazoleta en forma de balcón y la cruz encima de un pedestal como un altar, se reconstruyó además el fuerte y se hizo una rotonda.
Desde 1994, la Asociación Hermanos Saíz (AHS) hizo de la intención religiosa una festividad popular con el objetivo de convertir a Holguín en un gran escenario, en el que poesía, danza, teatro, música y audiovisual tuvieran su espacio, sin que faltara la reafirmación humanista y revolucionaria.
El renacimiento de esta celebración parte de la idea de recrear una tradición de origen religiosa, indagar en su esencia, descontextualizarla y convertirla, definitivamente, en una gran fiesta de tradición y modernidad que incluiría además de la peregrinación, un slogan, un logotipo, un himno y el Hacha de Holguín como símbolos.
Esta celebración prosigue con un concierto en la cima de la Loma de la Cruz, sitio donde queda por varios días el hacha aborigen, testigo de estas fiestas desde que fueran rescatadas por la Asociación Hermanos Saíz (AHS) en 1994.
Según la investigadora Lidia tarín Blanco en la Provincia de Oriente específicamente en el pueblo de Jiguan estas celebraciones se realizan desde años antes de la guerra de 1868, hasta 1921 (después de esta fecha, no se ha podido confirmar si continúa la tradición). Esta fiesta se celebraba durante todas las noches del mes de mayo, comenzando el día tres, Día de la Santa Cruz. Se elegía este mes porque es cuando en el cielo aparece más claramente un grupo de estrellas formando una cruz.
Tiene carácter religioso, se celebra exclusivamente en el seno familiar, casi todas las familias del pueblo hacían un altar en la sala de la casa. Altar que consistía en escalones que se van colocando uno cada noche, y algunas veces el altar tomaba altura casi hasta el techo. Este último detalle no está confirmado y en este caso en la última noche se bajaba la cruz y la reunión era más animada.
En los escalones se colocaban velas en candelabros, o candiles (recipiente de hojalata en forma de cono, con la base ancha llena de luz brillante y que se enciende por medio de una mecha) y flores en floreros más o menos finos de acuerdo con la posición económica de los moradores. Para esta fiesta, las familias competían en exhibir sus mejores sábanas blancas, bordadas y rejilladas, que colocaban en las paredes detrás de la cruz.
Se obsequiaba a los concurrentes con un refresco que llaman (hoy todavía lo hacen allí) agualoja o agualoa que consiste en un cocimiento de hojas de algarrobo, canela, anís, clavo, un poquito de pimienta dulce, azúcar prieta y un poco de aguardiente natural. Se guardaba en botijuelas porque el aguardiente lo conservaba y permitía guardarlo de un día para otro. También se hace el aliñao, que se prepara tres días antes, a veces de un año para otro.
 En la sala se colocaban las sillas en forma de círculo, y aproximadamente a las 7 de la noche iban llegando las amistades que habían sido previamente invitadas. Cuando todos habían llegado se rezaba y se entonaban cantos religiosos. Se acostumbraba nombrar «padrinos de la fiesta» a personas prominentes del pueblo como: el juez, el alcalde, el médico, o algún terrateniente adinerado del lugar, los que enviaban flores, velas o cualquier útil necesario para el mejor lucimiento de la fiesta.

2 comentarios:

  1. Llegué a tu blog por accidente. La quinta foto que pones no es cubana. Corresponde a un Velorio de Cruz de Mayo celebrado en Cumaná, Venezuela hace muchos años; allí podemos identificas a J. J. Villafranca y al Quinteto Montes. La foto aparece en el "Atlas de tradiciones venezolanas".

    ResponderEliminar
  2. Creo que faltan muchas otras celebraciones de la Cruz de Mayo en Cuba. Me gustaría saber donde mas se celebra esa fecha y que tradición tienen pues las dos que conozco no se desarrollan iguales.

    ResponderEliminar