sábado, 9 de abril de 2011

Abakuá o ñáñigos en las tradiciones culturales Cubanas

Son estructuras de sociedades fraternales secretas. Éstas eran exclusivamente para hombres y fueron traídas por los carabalíes, pueblos procedentes del antiguo Calabar, en Nigeria del sur y Camerún. Las sociedades abakuá solo existen en Cuba, como única excepción en todo el hemisferio occidental; y dentro de Cuba, están localizadas en la ciudad de La Habana y en Matanzas.
Los fundamentos de las sociedades secretas abakuá —o su mitología— parten de una leyenda africana que narra el hallazgo, en el Calabar, de un pez sagrado (Tange) por la princesa Sikán y la reproducción de las voces de ésta por los tambores sagrados Ekué. Estas sociedades están constituidas por los indísimes, que son los aspirantes a integrar la sociedad, y los obonékues, que son los iniciados. Existe, además, un  determinado grado de distribución de los diferentes papeles a desempeñar, como Iyamba, Mokongo, Ekueñón y otros.
Entre sus más hermosos principios morales se encuentran la necesidad de sus miembros de ser buen padre, buen hijo, buen hermano o amigo, entre otras virtudes. Un abakuá describió las características de esta sociedad secreta afrocubana a la investigadora Lydia Cabrera de esta forma: “Abakuá es una sociedad de socorros mutuos y de ayuda fraternal, de amaos los unos con los otros, que guarda los secretos de la  sociedad y adora su secreto como la adoraron en África nuestros mayores. Los ñáñigos son los masones de África, y nosotros, los cubanos, sus descendientes. El ñañiguismo no es lo que la gente cree”.
Una de las primeras sociedades abakuá fue conocida desde 1836, cuando los integrantes del cabildo Carabalí Appapá fundaron la primera potencia en el poblado de Regla con el nombre de Efik-Butón. Como
ya indicamos, también se cree que Andrés Facundo de los Dolores (Petit) organizó la primera sociedad abakuá integrada por hombres blancos, y se denomin ó Akanarán Efó Muñón Ekobio Abakuá Mukara. Las sociedades secretas abakuá, que existen únicamente en las provincias de Ciudad de La Habana y Matanzas, cuentan con un total de 120 juegos o potencias. 
La mayoría de éstos, unos 80 (58 %), están en la ciudad de La Habana.  Incluso poseen órganos de coordinación provincial. Mantienen sus propios panteones funerarios en la necrópolis de Colón, la Sociedad Secreta Gran Logia Abakuá Ekeregua Momi, y la Sociedad Secreta Abakuá Usagare Mutanga Efo.
Como ya se ha explicado, los esclavos africanos traídos a Cuba no pudieron adorar a sus dioses con entera libertad, y, en la mayoría de los casos, tuvieron que hacerlo de forma clandestina, secreta, o vinculados a los santos de la religión católica. Por ello no existen iglesias o templos de los cultos sincréticos afrocubanos construidos exclusivamente para tales fines, sino que, con frecuencia, se instalaron en las viviendas de los propios fieles. La localización de los sitios de culto son principalmente del conocimiento de los creyentes, pues los religiosos no están interesados en un exceso de publicidad, descontando por supuesto, las sociedades fraternales, en las que solo pueden participar sus miembros. No obstante, existen áreas de la ciudad de La Habana con el predominio de manifestaciones de este sincretismo religioso afrocubano.
Así pueden mencionarse zonas como Regla, Guanabacoa, Tallapiedra, Marianao y otras. También pueden apreciarse atributos de estos credos sincréticos afrocubanos en instituciones culturales, tales como la Casa de África, inaugurada por la Oficina del Historiador de la Ciudad, y los Museos de Regla y Guanabacoa, por citar los más conocidos. Solo a partir de 1959, la cultura afrocubana y sus credos lograron un reconocimiento oficial similar al de otras creencias religiosas. En los últimos años se han recibido visitas de importantes dirigentes religiosos africanos, entre ellos los de credos yorubás.

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